Este volumen tiene una prehistoria. Originariamente se le
asignó a Étienne Balázs (1906-1963), decisión muy feliz la
de los editores, pues se le brindaba a Balázs la ocasión de
expresar por vez primera sus ideas respecto a la historia de
China mediante una exposición amplia y coherente. Tal libro
estaba llamado a ser -no cabe duda- una obra maestra. Pero
el trabajo no traspasó el umbral de los preparativos iniciales,
interrumpidos por la prematura muerte de Balázs, el 29 de
noviembre de 1963. Algunos colegas franceses, y con ellos los
editores, se dirigieron entonces a mí. Aun cuando, convencido
de haber encontrado en el doctor Rolf Trauzettel un valioso
colaborador dotado de las mejores cualidades, me mostré dispuesto
a redactar el libro, he de manifestar que, en el mejor
de los casos, nuestros esfuerzos quedarán muy por debajo de
cuanto hubiera podido esperarse de Étienne Balázs. Me decidió
finalmente a ello la gratitud muy personal que guardo hacia
el desaparecido maestro, gratitud que comparten todos cuantos
tuvieron el privilegio de conocerle.
Recuerdo con especial melancolía las muchas conversaciones
cordiales en las que él comunicaba pródigamente su saber y
sus puntos de vista; la última vez, en el verano de 1963, con
ocasión de su visita a Munich. En Étienne Balázs se 1unaban
la más sólida erudición y un espíritu profundamente humanista.
Tanto en su vida como en sus trabajos, que se han
convertido en clásicos y que evidencian su calidad de maestro
de la sinología europea, desconfió siempre de las lisas fórmulas
ideológicas, tras las cuales se suelen ocultar una mera política
de poder y unos intereses determinados....