Conocida como «La última resistencia» de la Segunda Guerra Mundial, la batalla por Renania fue brutal,
desmesurada. La política de Eisenhower de realizar el avance en un «frente amplio» exigía que toda
Renania fuera tomada antes de lanzar sus tropas a través del Rin y hacia el mismo corazón de Alemania.
Los germanos abrieron los diques de las presas del Rur en un vano intento para contener la masiva
ofensiva aliada. Una contingencia que marcó un drástico cambio en las tácticas utilizadas por los Aliados. La batalla resultante se caracterizó por asaltos anfibios contra pueblos fortificados en las inundadas tierras del bajo Rin, asaltos frontales contra la famosa línea «Sigfrido» y duros combates para tomar el bosque de Reichswald. Será la última gran batalla para romper la férrea Muralla del Oeste.