Introducción
Aun cuando la génesis de la Europa moderna primitiva represente un proceso trascendental, no dio lugar, sin embargo, a un cambio de estructuras económicas, políticas, sociales y mentales tan evidente y homogéneo como algunos de nuestros libros de texto y manuales hacen suponer. La aparición de la Edad Moderna se vio condicionada por una prolongada combinación, muy compleja y discontinua, del sistema feudal y la racionalización social, no siendo posible adscribirla a un período de tiempo determinado.
Se halla enmarcada dentro de un proceso de transformaciones a largo plazo que se inicia en la Baja Edad Media y no concluye hasta muy avanzado el siglo XVIII. Nuestra delimitación temporal puede, en este sentido, parecer arbitraria, ya que el año 1550 es un corte tan poco significativo como el año 1648;
la Paz religiosa de Augsburgo y la Paz de Westfalia son, por tanto, simples datos externos en tanto no se inserten en un contexto estructural más amplio. Los procesos evolutivos siguieron además, en la amplitud por nosotros conocida, un curso demasiado dispar como para que sea posible hablar de una época
unitaria. No obstante, se pueden encontrar rasgos generales del siglo expuesto en este volumen, un complejo de tendencias evolutivas, fenómenos y estructuras similares y, en general, demostrables,
que hacen que parezca justificado hablar de una época propia de la historia europea que contrasta claramente tanto con la Reforma como con el Absolutismo y la Ilustración y que podríamos
denominar época de la génesis de la Europa moderna primitiva.