La aparición de la sociedad de consumo es un hecho muy reciente, ya que fue precedida por dos milenios de modelos sociales hostiles a ella. Sin embargo, su éxito ha resultado tan completo que unas pocas décadas han bastado para borrar no solo muchas instituciones, sino incluso el recuerdo de sus alternativas morales y prácticas. Se nos ha olvidado, por ejemplo, que desde mediados del siglo XIX a finales del XX no hubo cuestión moral y política comparable al comunismo.