El lector debe aceptar. por el momento como , razonable la afirmación empírica según la cual, en
una parte del mundo, beneficiada durante siglos por un intenso proceso civilizador, surgió poco a
poco un pueblo, no muy numeroso, ni tampoco temible por su poder, ni por cierto bien organizado,
que forjó una concepción absolutamente nueva sobre la vida humana y que mostró, por vez primera,
cuál debía ser la función del espíritu del hombre. Esta proposición será ampliada, y espero que también
justificada, en las páginas siguientes. Podemos empezar ahora mismo esta ampliación observando que los propios griegos se sintieron, de un modo simple y natural, diferentes de los otros pueblos por ellos conocidos. Los griegos, por lo menos los del período clásico, dividían habitualmente la familia humana en helenos y bárbaros.