Robinson Crusoe ya tiene celular es una metáfora clave para explicar las nuevas formas para estar solo y acompañado en el mundo contemporáneo. Los que están solos ya no son los que están aislados sino los que están desconectados. Las redes sociales en línea nos vuelven absolutamente visibles y multiplican nuestro capital social, el celular nos permite extender virtualmente nuestros lazos protectores del hogar y, desde que estamos conectados nos sentimos menos angustiados y más seguros. Estar comunicados a todas horas y en todos lo lugares se ha vuelto un acto perentorio e indispensable.
La autora aborda relación con Internet y el móvil mas en su carácter existencial que comunicativo, como un escenario vital constitutivo de nuevas formas de sociabilidad y entretenimiento, como un espacio real e ilusorio para controlar la incertidumbre y como un recurso para sostener, acercar y reinventar la presencia de los nuestros y de los otros. Y desde esa perspectiva, la autora sostiene que lo que explica la relevancia en nuestras vidas y en la sociedad, es la refuncionalización simbólica que sufren en el uso cotidiano, cuando son usadas como artefactos rituales para neutralizar la dispersión familiar, evitar la fragmentación biográfica, garantizar la inclusión y exorcizar los fantasmas de la otredad.