En estas conferencias, siguiendo el tema propuesto por la Fundación Gifford, me gustaría transmitirles mis opiniones sobre lo que solía llamarse teología natural, que, tal como yo lo entiendo, engloba todo lo que existe que no nos ha sido transmitido mediante revelación. Se trata de un concepto muy amplio, por lo que me veré obligado a seleccionar y elegir los temas. Quiero destacar que el contenido serán mis propias opiniones personales en ese terreno fronterizo entre ciencia y religión. Se ha escrito muchísimo sobre este asunto, sin duda más de diez millones de páginas o, aproximadamente, 1011 bits de información, como mínimo. Y, sin embargo, nadie puede afirmar haber leído ni una diminuta fracción de este corpus de literatura, ni siquiera una fracción representativa. Así pues, sólo con la esperanza de que no haga falta leer la mayor parte de lo que se ha escrito puede uno abordar esta cuestión. Soy consciente de las muchas limitaciones de que adolece mi comprensión de ambos conceptos, por lo que pido de antemano su indulgencia. Afortunadamente, después de cada una de las charlas, había un turno de preguntas durante el cual podían señalárseme los errores más atroces, y debo decir que me deleitó sinceramente el vigoroso toma y daca de estas sesiones